Ganaba 2-0 en el Estadio Jalisco con goles de Cabral y Falcao, en un primer tiempo perfecto. En el complemento perdonó a Chivas, que en cinco minutos alcanzó el empate a través de De la Mora y Medina. Los mexicanos accedieron a la semifinal de la Sudamericana, donde se medirán con Inter. El Millonario, último en el Apertura, ya no tiene objetivos en el año. Encima Simeone se fue expulsado por el árbitro Silvera.

Era el peor escenario para River. Debía remontar un 1-2 en el Estadio Jalisco ante Chivas, que en Núñez había demostrado ser un equipo a respetar. Además, el actual momento del Millonario da pena, último en el Apertura, en su peor campeonato de la historia. Pero el arranque en México fue una paradoja. Es que River salió ordenado, con hambre y rápidamente demostró que tenía la capacidad de salir victorioso de Guadalajara. Estaba en juego la clasificación a las semifinales de la Copa Sudamericana, donde Inter de Porto Alegre aguardaba tras su gran actuación en la Bombonera. También la continuidad de Diego Simeone como entrenador de River. Pero en la primera aproximación seria de la visita se abrió el marcador. Un tiro de esquina pasado desde la derecha, la bajan de cabeza, Abreu se lleva las marcas y Cabral, libre por el segundo palo, de derecha, mandó la pelota a la red para establecer el 1-0. Claro que ese resultado no le alcanzaba a River para avanzar a la siguiente instancia de la Copa. Debía superar a Chivas, por lo menos, por dos goles (o 2-1 para forzar los penales). Lo sabía el Cholo y también los jugadores. Con las mismas ganas y el mismo orden en el 4-3-1-2 que plantó Simeone, River era mucho más que su rival y merodeaba por el arco de Hernández. La pelota era de River. Firmes Cabral y Quiroga atrás, Ferrari y Villagra pasando al ataque por los costados. Bien parado de cinco Ahumada, recuperando balones. Abelairas y Augusto como laderos. Buonanotte desequilibrante. Abreu obligando siempre en el área y un Falcao movedizo. River era perfecto. Y por eso llegó al segundo gol. Falcao recuperó la pelota en campo rival, dejó atrás a Araujo y a Solís, y remato de zurda, al primer palo, para poner el 2-0 que le daba el pasaje a River a las semifinales. Incluso pudo llegar a aumentar la diferencia River en el primer tiempo. Falcao le dio de cabeza tras un centro pasado, la pelota pegó en el palo, picó en la línea y le cayó en las manos al arquero Hernández. Para el complemento, Efraín Flores hizo dos cambios clave: mandó a la cancha a Fernando De la Mora y a Alberto Medina. Sin embargo, River seguía siendo claro dominador del juego. Fue Abreu, con un cabezazo, el que casi define la serie. El uruguayo conectó un centro desde la izquierda. La pelota dio en el palo, le quedó el rebote al delantero que le pegó mordido de zurda, Falcao se estiró, pero Hernández detuvo el tiro. Después, la debacle... A los 14, Arellano le ganó a Cabral y encaró hacia el área. Tocó al medio para De la Mora, que ingresó a toda velocidad y tocó al gol para descontar. Con el 1-2, Chivas forzaba los penales y se ponía en carrera. Fueron cinco minutos fatídicos para River. Porque enseguida, a los 19, otra vez Arellano juntó marcas en una contra y descargó para Medina, libre a la derecha. El diez le pegó fuerte, abajo, al primer palo de Ojeda para establecer el 2-2. Eran los mexicanos ahora los que pasaban de fase en la Sudamericana. Siempre fue mucho más River. Y buscó por todos sus medios para conseguir el gol de la victoria que lo mantuviera vivo en la Copa y en el semestre. Lo tuvo Falcao con un derechazo cruzado. El chico Bou (ingresó por Buonanotte) se perdió un gol increíble en el área, luego de que Abreu la bajara de cabeza. Y en la última jugada del partido, Cabral, con un cabezazo cruzado, paralizó a los aficionados. El árbitro uruguayo Roberto Silvera, que ya había expulsado a un desencajado Simeone, pitó el final y fue todo alegría en el Jalisco. River, como contra San Lorenzo en la Libertadores, ganaba 2-0 y se clasificaba. Pero terminó empatando y afuera de la Copa. El Millonario, último en el Apertura, ya no tiene objetivos en el año. Jugó el mejor partido del semestre, pero otra vez se fue lamentando su propia insuficiencia.