La primera vez de Diego en Ezeiza fue una revolución. Varios hinchas invadieron el campo, otros 200 los vieron desde afuera y hubo prensa de todo el mundo, hasta de ¡Mauritania! Esta Selección enamora...


Carliiiiiitoos, Carliiiiiitooos". El grito desesperado, enloquecido, se escucha cada vez más fuerte, cada vez más cerca. A la carrera viene ella, a todo lo que da, tocando bocina con su voz, sin disimular ni un poquito su objetivo. Atrás quedó el primer obstáculo, el alambrado que da a la autopista Ricchieri. atrás, también, el segundo, un hombre de seguridad a quien se le escapó tal cual lo hubiese hecho el propio delantero del Manchester. Pero el tercero la vence, la atrapa, la agarra. ¿Es el fin de la aventura? En realidad, sólo el comienzo de otras. Aunque la de esta chica haya sido la única con final feliz.

Porque Tevez, tal vez acostumbrado a situaciones similares en el fútbol inglés, paró el entrenamiento (estaba en la entrada en calor), fue corriendo hasta la fan que pedía por él, saltó el cartel de publicidad que los separaba y se dejó abrazar por ella. El gesto de caballero, aplaudido por todos sus compañeros, fue el primer indicio de una tarde diferente en Ezeiza. La tarde en que la Selección, de la mano de sus cracks y de Maradona, volvió a enamorar a la gente.

En parte por el éxito de esa mujer o también por la inusual cantidad de gente que esta vez se acercó hasta el predio de la AFA para ver (aunque sea de lejos) al Diez DT y sus estrellas, hubo otros cuatro hinchas que se animaron a desafiar la seguridad. De repente, las sirenas de los carritos patrulleros sonaron otra vez para alertar la situación. Y de nuevo, las cámaras y las miradas desviaron el foco. Porque más allá de los millones de dólares repartidos en el campo, ahí también estaba él, Maradona, en su primera práctica oficial en el país como DT de la Selección. Probablemente, no se sabrá si alguna de las personas que entraron buscó llegar hasta él. La gente de seguridad detuvo a tres antes de que pudieran pisar la cancha y el cuarto, el único que pisó ese mismo césped que las estrellas mundiales, fue frenado a tiempo por Marito Distéfano, uno de los utileros del plantel.

No se trató, de todos modos, de un hecho aislado, fuera de contexto. Si bien es la primera vez que unos hinchas invaden el predio y que logran burlar la estricta seguridad que existe, mucho tuvo que ver la gran euforia que despertó el equipo de Maradona. Que el día feriado contribuyó a aumentar la presencia de público, es cierto. Pero lo de ayer superó todas las expectativas y rompió los antecedentes. Afuera, al costado de la autopista, intentando ver algo de la práctica de la Selección, hubo más de 200 personas. Y en la puerta del predio, esperando por la salida de los jugadores, hubo otro centenar con cámaras, lapiceras, banderas, gritos... "Esto nunca lo había visto antes", le contó a Olé uno de los responsables de la seguridad de la AFA.

La revolución Maradona también se notó en los medios. Además de unos 200 hombres de prensa acreditados sólo para el entrenamiento de ayer (159 periodistas y 41 fotógrafos), hubo enviados de distintas parte del mundo con la misión de retratar la primera puesta en escena del Diego DT en su propia tierra. Desde países bien futboleros, como España, Italia, Inglaterra, Brasil y México, hasta uno desconocido en ese aspecto, como Mauritania, un país del noroeste de Africa. Todos los flashes buscaron atrapar al Diez.

Con este clima previo al partido con Venezuela, se espera que las entradas vuelen y que un Monumental repleto vea el estreno oficial del equipo de Maradona en el país. Sí, de la mano de Diego, la Selección se acerca otra vez a la gente. Ayer quedó claro