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LIBERTADORES
A Boca le alcanzó con un ratito de inspiración de su tridente ofensivo
Derrotó por 3-1 a Guaraní en la Bombonera con goles de Palermo y Palacio, en el primer tiempo, y de Riquelme, de penal, en el complemento. De esta manera, se aseguró el primer puesto del Grupo 2 de la Libertadores. El equipo de Ischia tiene puntaje ideal en la Copa, aunque no mostró su mejor nivel.

Son letales. Es como jugar al truco con las mejores cartas. Juan Román Riquelme es el as de espadas, Palermo el de basto y Palacio el siete de espadas. La mejor mano. Boca no tuvo un buen partido, pero le alcanzó con algunos destellos del enganche y de la dupla ofensiva. En el primer tiempo, cuando Guaraní era mejor, la Joya asistió al Titán para abrir el marcador, Riquelme a Palacio en el segundo, y en el complemento Román selló la victoria por 3-1 con un penal de lujo. El equipo de Carlos Ischia no mostró su mejor cara en la Bombonera ante los paraguayos, pero se aseguró el primer puesto del Grupo 2 de la Copa Libertadores y mantiene el puntaje ideal con cuatro victorias en cuatro presentaciones.

A los 50 segundos, Miguel Paniagua, uno de los dos volantes de contención de Guaraní, bajó una pelota cerca del área y sacó un zurdazo que se estrelló en el travesaño. Si bien el árbitro peruano Víctor Rivera anuló la jugada por una mano, las alarmas se encendieron en el comienzo del partido en la Bombonera. Guaraní era práctico, Boca no. Guaraní era preciso, Boca no. Guaraní llegaba con peligro, Boca no llegaba.

Las dos líneas de cuatro del equipo paraguayo, más la habilidad de Jonathan Fabbro para manejar los tiempos y la pelota, y la movilidad de Negreiros, complicaban a un Boca ausente. Ischia paró al clásico 4-3-1-2, que se volvió previsible, con Roncaglia y Forlín, más Ibarra y Krupoviesa en los laterales. Battaglia-Vargas hacían el tándem en la contención en el medio, y Nico Gaitán, más suelto, buscaba asociarse con Riquelme a la izquierda. Arriba Palermo y Palacio esperaban por una oportunidad.

Después de dos tiros libres de Fabbro (a los 3 y a los 10) que complicaron a Abbondanzieri, Boca salió con mayor decisión, aunque sin lucidez en el juego. Tuvo que esperar hasta los 14 para generar peligro sobre el arco de Joel Silva. Tras un córner, Palermo capturó un rebote y sacó el derechazo, el arquero dio rebote y Roncaglia no supo definir a la red. Después el apagón, de ambos. Porque Guaraní se paró de contra, pero ya no encontraba la pelota. Y Boca, con el balón y el campo a su disposición, chocaba, inoperante, con el bloque defensivo paraguayo.

Pero arriba estaban los temibles Palermo y Palacio, se sabe que juntos rompen redes. Y así fue... Sin jugar bien, Boca se puso en ventaja a los 33. Nico Gaitán sacó un pelotazo bárbaro desde el círculo central, Palacio le ganó la espalda a Marecos, el lateral izquierdo, desbordó y tiró el centro atrás para que Palermo metiera el 1-0, de derecha. Después, una obra maestra colectiva. Palacio para Vargas, el colombiano para Palermo, el Titán para Román y Riquelme que lo dejó de cara al gol a Palacio que le dio un pase a la red: 2-0 en 35 y parecía que la cosa estaba liquidada. Sin embargo, Boca se durmió. Paniagua gambeteó a Forlín, Roncaglia, aguantó a Battaglia, dejó en el camino a Ibarra, también a Abbondanzieri y anotó un golazo para el descuento de Guaraní en la Bombonera.

Levantó Boca en el complemento. Y como levantó el equipo mejoró Riquelme. A los 5, probó a Silva con un toque de derecha tras un pase de Palacio, y de ese tiro de esquina que ganó, jugó corto y sacó el remate desde la derecha, con poco ángulo. Bien el arquero. Guaraní se pinchó y a pesar del descuento sobre el cierre del primer tiempo, no encontró los caminos en el complemento para llegar al empate.

De todas maneras, Boca no tuvo su mejor noche. Dominaba la pelota, pero se le cerraban los caminos al arco de Joel Silva. Lo tuvo Gaitán a los 9, pero su zurdazo se fue por encima del travesaño. Insinuaba el local. No convencía, pero levantaba la sospecha de que podía liquidar el partido en cualquier momento. Diez más tarde, Riquelme lo buscó a Palermo que no pudo con Silva y después Vargas ahogó su grito de gol con un remate desde lejos en las manos del arquero.

Movió el banco Ischia: Mouche por Palacio a los 32, Gracián por Gaitán a los 35 y Figueroa por Palermo a los 37. Pero la frescura en el ataque la aportó Riquelme, que fue de menos a más en la noche de la Bombonera. A los 36 se lo perdió tras una buena pared con Vargas, y a los 40 cerró el partido. Mouche desbordó por derecha y envió el centro, Filippini quiso rechazar pero falló y la pelota le dio en la mano. Penal, cobró Rivera. Y Riquelme engañó a Silva y a todo el estadio, pinchó la pelota que entró en el arco con una parábola perfecta para el 3-1 final. Se fue el partido con goles marca registrada. Boca no brilló, pero tiene las mejores cartas.
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