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ARGENTINOS 2, LANUS 1 y TIGRE 1, N O BOYS 1
Argentinos le quitó espacios y Lanús se quedó sin fútbol. Newell's festejó el empate
El equipo de Vivas hizo un gol al inicio de cada tiempo y luego se respaldó en su arquero y su defensa.

Argentinos se convenció de esa idea, de un fútbol sin utopías. De ser un equipo capaz de salir al campo de juego con la convicción, genuina, de ganarle al líder. De ganar su primer partido en este campeonato justamente ante Lanús. Nada menos. Lo hizo, este equipo que dirige Claudio Vivas, porque obligó -desde su planteo- a jugar el partido en sus espacios, diferentes a los que necesita el equipo de Luis Zubeldía para su inventiva. Así, el puntero nunca fue mejor, desde el desarrollo, a un equipo que no había ganado nunca. Al último

El camino que eligió Lanús, esta vez, no le dio ese estilo con el que, inevitablemente, saca diferencia. Si bien nunca renunció a su ofensiva, le costó ser profundo. Lo hizo más por insistir que por desequilibrar, porque Sebastián Blanco no tuvo esa luz habitual, porque José Sand tampoco mostró su instinto animal en la red. El Argentinos de Vivas le supo acotar los espacios, le neutralizó su fútbol, y se empezó a quedar con el protagonismo del partido. Ese córner de Gonzalo Prósperi habilitó a Ignacio Canuto para que el defensor pateara un penal con la cabeza. Una jugada elaborada para el 1 a 0.

La tarea de la dupla Juan Mercier y Néstor Ortigoza en el mediocampo de Argentinos fue clave para esa insinuación de Lanús. Cuando el equipo de Zubeldía despertó y se propuso sacar la chapa del líder, los dos le encontraron la vuelta para interrumpir los circuitos de juego. Aunque, en esta intención de esperar para salir con alguna contra, Argentinos se acercó demasiado a la casa de Sebastián Torrico. Y, con el riesgo que eso indica, Lanús dio con el empate gracias al azar (un rebote en el área luego de un remate de Blanco) y a la pirueta, elegante, de Diego Lagos. Sin embargo, eso no le alcanzó para esa apuesta de irse ganador de La Paternal.

En la aventura de ganar su primer partido en el Clausura, el equipo de Vivas encaró el segundo tiempo con la misma ambición que en el comienzo del partido. Y, así, en una escena clásica de lo que propone el entrenador, Derlis Cardozo la cruzó de izquierda a derecha para el ingreso de Gabriel Hauche, quien remató al primer palo y puso, otra vez, en ventaja al local. Una distancia que Argentinos intentó defender con la pelota, pero que, nuevamente, la actitud de Lanús lo llevó hacia atrás. Porque sin tanta creatividad, sin esas pequeñas sociedades que lo hacen un candidato al título, se las ingenió para aspirar al empate.

¿Cómo hizo Argentinos para sostener la diferencia? En las manos de su arquero, en la solidez de sus marcadores centrales, en la voluntad de todo un equipo dispuesto a modificar esta historia cercana -de empates, de sabores amargos en tiempo de descuento- armó protección. Torrico se lo tapó a Eduardo Salvio -el juvenil que con su ingresó le dio otra fisonomía al ataque de Lanús-, luego se estiró para mandar al córner un remate de Cristian Menéndez y, en el final, un disparo a Maximiliano Velázquez. Pese a saberse acorralado, los de Vivas mostraron otras cualidades para cuidar su buena cosecha. Importante cosecha.

El último le ganó al primero. Lo hizo porque en el fútbol se permiten sueños, ilusiones, utopías. Lo hizo, también, porque supo golpear en los momentos clave -el comienzo del primer tiempo, el inicio del segundo- y luego aguantar en defensa en busca de ese resultado tan esperado. El triunfo, el que le da aire, gusto y otra energía. Argentinos ganó, una vez.

Tigre 1, N O Boys 1.

Se consumaba una injusticia futbolera si Tigre se llevaba los tres puntos. Pero en una de las tantas llegadas, sobre el final, Armani cabeceó a la red tras el desborde de Formica. Se consumaba una injusticia si Tigre lo ganaba sobre el final cuando Matías Giménez estrelló en el travesaño un penal en tiempo de descuento. Fue 1 a 1, aunque los rosarinos debieron llevarse un premio mayor.

Ligó Tigre de movida con un gol signado por el oportunismo de Carlos Luna, el error de Iván Pillud que perdió la marca del delantero, sumado al rechazo de Juan Insaurralde que le cayó en los pies a quien no perdónó a Sebastián Peratta. Una redoblona que puso en ventaja a Tigre a los cinco minutos y al mismo tiempo despertó a Newell's, que comenzó a inclinar la cancha con el más válido de los recursos. Desbordes y centros rasantes al área. Lo tuvo Armani a los 11, pero Jerez lo evitó al llegar con lo justo. Una media vuelta del propio Armani se ahogó en la orilla del gol.

Tigre debió rearmar la defensa por la grave lesión sufrida por Pablo Fontanello. Todo indica que el central se rompió los ligamentos de la rodilla derecha.

Se agazapó Tigre y Newell's armó su juego con Armani siempre al acecho. Se ensució el partido por los roces de Schiavi y Luna y esto no fue negocio para los rosarinos.

En el segundo tiempo, Diego Cagna intentó torcer el rumbo del partido con el ingreso de Leonel Altobelli por Rubén Botta. Tres delanteros en la cancha para obligar a Newell's a tomar más recaudos. Pero el trámite del partido siguió igual. Newell's tocó y tocó y se metió en el área de Tigre. Vangioni erró un gol increíble al ingresar por la izquierda libre y pegarle con más fuerza que dirección. Enseguida, Armani obligó a Islas, quien sacó la pelota muy corta y Arruabarrena la despejó. Vangioni remató muy fuerte, Armani, despacio. A la falta de puntería se la agregó la de precisión.Tigre aguantó, nada más. Y también se repitió la postal de Schiavi y Luna en el palo a palo sin que el árbitro Jorge Baliño se percatara hasta casi el final cuando le mostró una amarilla a Luna que debió ser roja. Sí estuvo atento al expulsar a Leyes (roja directa) por una entrada descalificadora que lesionó a Leonel Vangioni.

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